
Yiyo Dorta, todos mis Jerez
Siempre me emociona escribir sobre Jerez, quizás porque fue el primer circuito del mundial que pisé , o quizás porque en él he vivido la mayoría de los mejores momentos de motos. Y sobre todo porque no he faltado jamás a esta cita en todas sus ediciones.
Muchas anécdotas y muchas vivencias, ahora me vienen tres a la memoria: la muerte de Wakai en 1993, hablar con “El Marciano” Kenny Roberts en la curva Crivillé y la épica carrera en lluvia de Supersport del CEV en el 2002 con el título de Javi del Amor sobre José David De Gea, que siempre dije que llovía dos veces porque el agua rebotaba en el asfalto, subía y volvía a caer. Tres momentos vividos en directo y que junto al resto forman parte de mi #YDJerez (Yiyo Dorta Jerez , mi resumen de 31 años , también hubo un GP Portugal celebrado en Jerez).
Pero no todo ha sido un camino de rosas. Todo lo contrario. Muchos años de pelousse, pasando frío, calor, lluvia, viento. Muchos años de grada con vecinos algo revoltosos, y muchos años de mendigar pases, sobre todo a equipos foráneos, de entrar 10 personas con un pase, y muchas más anécdotas. Y la última década con pase oficial, acreditación ganada pulso a pulso cada año y siempre con la incertidumbre hasta al final.
Y no les cansaré con la vivida este año, pero tampoco puedo dejar pasar la oportunidad de agradecer a tres personas que hayan hecho posible que hoy esté en Jerez en mi carrera número 31. Esas tres personas tienen nombre y apellido, y cada uno aportó lo necesario para que yo estuviera disfrutando de mi pasión. Gracias a las tres por su apoyo incondicional, por apostar por mi, por darme la confianza sobre esferas superiores y por aportar un granito de arena a otros temas necesarios para poder acudir a las carreras, entre ellos fomentar la ilusión, la pasión y un “no te rindas nunca ni renuncies a Jerez”. Ellos saben quienes son y no necesito nombrarlos.
Pero este blog es un gracias a todos los que en estos 31 años han hecho que yo no decaiga y siga con la chispa del primer día. No me canso de Jerez, no. He pasado horas dentro de este circuito y mis cámaras han disparado miles de fotos, mis manos escrito cientos de artículos, mis piernas muchos kilómetros tanto por fuera como por dentro del circuito, incluso he tenido la oportunidad de rodar con mis CBR600RR en su asfalto. He llorado de alegría, de tristeza, de dolor, pero también he reído de pasión, de fe, de ganas de motos, de amigos que viven el motociclismo, de momentos emocionantes, de sensaciones moteras.
Y este Jerez es especial, no por el número, sino porque creí que no iba a ser posible. Hace una semana lo descartaba para siempre, pero hoy es una realidad.
Y lo viviré en modo Marcelo Carbone, es decir, como si fuera la última carrera de mi vida.
Atrás quedan horas en Dry Sack esperando a Kevin Schwantz para ver como bloqueaba el freno y levantaba su rueda trasera, o a Javi Del Amor para que me saludara con una golpe de gas en su Yamaha del Team LaGlisse o la Honda del BQR. Atrás quedan horas de charlas con grandes del motociclismo como Cardoso, Dennis Noyes, Moreno de Carlos, Ernest Riveras, y otros muchos.
Entrar por el arco del Circuito de Jerez no es sencillo. Entrar por el arco del Circuito de Jerez es llenarte de emociones. Entrar por el arco del Circuito de Jerez es sentir el motociclismo. Entrar por el arco del Circuito de Jerez es PASION. Entrar por el arco del Circuito de Jerez es reconocer que naciste con un ADN un tanto especial, o diferente. Entrar por el arco del Circuito de jerez es soñar. Entrar por el arco de Jerez es GRACIAS. Gracias Jerez.
Muy pronto estará ese #YDJerez donde resumo 30 años de mi vida en un circuito mítico y quizás tan Catedral o más que Assen.